sábado, 3 de noviembre de 2007

EL DESAFIO DESPUES DE LOS CUARENTA

Queridos amigos:

No estoy dispuesto a intercambios apresurados, a gestiones espontáneas, ni a ceder un ápice.

No quiero que vengan los inoportunos de siempre con soluciones estrictas, caminos premarcados, rutas transitadas, amores dictados, y dictados de escuela.

No quiero soportar los empujones de los ansiosos de siempre que quieren meternos a todos dentro de la misma bolsa.

Que no vengan por favor tampoco los jóvenes sabios y talentosos con verdades científicas. No las necesitamos: Las verdades del corazón son para nosotros las que mas valen.
Einstein no era un joven cuando puso en duda las verdades absolutas, y nos sentimos bien reconociendo que personas como él son hoy fuente de nuestra inspiración.

En este mundo de MSN, Internet y Blackberries, soy parte de un grupo de cuarentones que lucha con dignidad para demostrar que la paz, la serenidad, el amor, la pasión son necesarios para asegurar que estas maravillosas herramientas tecnológicas hagan foco donde deben.

Nuestros hijos nacen rodeados de instrumentos eficaces pero vacíos, y somos nosotros, los padres de estos adolescentes, quienes debemos cargarlos con sentido común y esperanza, y con aquellos valores que hemos acuñado en nuestra niñez cuando los relojes tenían tiempo y giraban más despacio.

Me siento orgulloso de ser parte de este grupo generacional.
Me siento feliz cuando comparto historias de vida con mis “coetáneos”. Me hincho de placer de ver a mis pares luchando de igual a igual conmigo por las mismas cosas.

Tenemos la suerte, en este mundo actual, de que nos haya quedado la obligación de poner la sal de la vida… a la vida misma.

Por eso disfrutamos de una buena comida y de un buen vino. No por "snobs", no por “gourmets” (más allá de que juguemos con estas palabras) sino porque son símbolos que concentran sabores que no pueden perderse, que reflejan tiempos necesarios de preparación, momentos oportunos de brindis y celebración, de festejos por el esfuerzo realizado, y de esperanza frente a una realidad que ha mostrado a nuestros hijos como dos torres imponentes en medio de la capital del mundo pueden derribarse en un ataque terrorista, dejándonos la carga de explicar lo inexplicable.

Mis queridos “compañeros de años”: tenemos un desafío enorme que nunca imaginamos.
Desconocíamos hasta dónde iban a llegar los desarrollos tecnológicos, hacia donde nos iban a empujar, en qué medida nos iban a comprometer.

Pues bien, ahora lo sabemos: somos los alquimistas de estos tiempos.

Nuestros hijos nos miran y nos piden que los guiemos más que nunca. Nos demandan amor y coraje. Reclaman a gritos que llenemos de humanismo sus Ipods, sus DVDs., sus notebooks, sus instrumentos digitales, sus memorias y sus pendrives.
Nos exigen que despleguemos -con toda nuestra fuerza- lo que aprendimos de chicos jugando a las figuritas, a la escondida, a la rayuela, al poliladron, a la payana, al fútbol con una media rellena de papeles y trapos en el patio del colegio.
Nos piden -sin saberlo- que le transmitamos los valores que surgieron de largas noches de estudio a puro mate, café y fasos, cuando nos preparábamos para aprobar un examen más en la facultad de la vida.

Quieren, en fin, que el sano espíritu de aquellos mediodías de familias extendidas, seguidos de larguísimas siestas que combinaban el silencio de los que dormían con los gritos del fútbol y las matinés del domingo, les llegue de algún modo.

No podemos entonces desaprovechar tanta capacidad de memoria instalada dejándolos vacíos.

No podemos abandonarlos en medio de esta realidad virtual de juegos electrónicos, de consumo ilimitado, de countries y barrios de corazones cerrados, sin dejar de enseñarles que es mirando sus propias almas, como podrán después encontrar almas gemelas.

No podemos finalmente, cercados por los realities, desconocer el derecho que tienen a gestar su personalidad, a desarrollar su propia inteligencia emocional y social, en un momento en que pareciera que el Wi-Fi irrumpió en nuestras vidas para hacer mucho más vulnerable nuestra privacidad.

Queridos amigos “de más de 40”:
Pequeño desafío el que nos ha tocado…

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo todavía tengo menos de 40, pero comparto tus palabras.
GRACIAS por dejar tu huella en mi blog. He disfrutado de tus poemas y reflexiones.
Hace menos de un mes me mudé a BS AS y entre la búsqueda laboral y la necesidad de encontrar un depto. no he podido acutalizar mi espacio virtual, pero espero darle una refrescada pronto.
¡Saludos y buen año! ¡y que no falte pasión!

Anónimo dijo...

GTA:
No tengo hijos, llevo dos celulares,
mantengo varios "servidores", y mi primera computadora fue una commodore 64.
34 años, con 19 de electrónica, computación, manuales, y calculos.

Has puesto en palabras lo que me da tanta vuelta en la cabeza cada vez que un hueco llega con el chiche del momento a mostrarme lo que no sabe hacer con él.

Pero mas allá del cholulismo técnico, me asusta el deseo de posesión que nos provocan y que los niños, como frágiles cometas del consumismo, consumen; desconociendo el valor de lo propio, lo hecho a medida, a mano, y con amor.

Gracias :)